El fue su destino, ella su lazarillo, su enfermera y su amante. Sus ojos fueron sus ojos….su corazón, su corazón. Su mirada desocupada se lleno de infinitos, sus manos de cálidos murmullos, su regazo de esponjosa complicidad.
Cuando él se fue… le esperó, y mientras su corazón hibernaba, soñó con volver a sentir en su pecho palomitas de maíz, ternura de algodón de azúcar, besos de regaliz…
Y al final de una estación regresó; día tras día volvió a robarle caricias de chocolate que se fundieron entre sus dedos. Noche tras noche, combatió, como leal amazona, el caballo de hierro con ruedas que ahora reajustaba su libertad.
Cuando él definitivamente partió , la protectora, la cuidadora, la defensora, y bienhechora le acompañó .Sin estar estuvo, sin saber lo supo…. ahora mientras rebusca entre sus sueños de caricias garrapiñadas o sorbetes de uvas y besos , cuida a los que cuidaron, quiere a los que quisieron, protege a los que le protegieron…
Comentarios recientes