Cuenta la leyenda que en un país muy lejano vivía una princesa de ojos claros con mirada de plata. Su nombre era “Bella”, su condición aristocrática. Tal era su encanto, que hasta la propia naturaleza se rendía a la magia de su presencia…si la princesa estaba triste los campos se cubrían de escarcha, si reía…las noches se llenaban de estrellas fugaces, si lloraba…un manto de fina lluvia acariciaba las hojas de los arboles.
Pero ay! Del cielo cuando se enfadaba… entonces era capaz de convertir en hielo todo lo que la rodeaba. Así que un día después de una ventisca invernal airada, su hada madrina realizó un conjuro para que BELLA estuviera siempre bien cuidada , rodeada por seres queridos que su corazón caldearan y convirtieran las tormentas de nieve en suaves cataratas…Desde entonces sus ojos se vuelven líquidos con ronroneos de agua, te mira fijamente y te arrulla el alma.
Camina suavemente con el paso de las hadas…sin huellas , sin ruido , con paso cadencioso y abanicando al mundo con el movimiento de su rabo. No sabemos si busca un príncipe, un elfo o algún lugar encantado, donde hacer cosquillas con sus pestañas a la brisa que le acompaña.
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